jueves, 9 de junio de 2016

PASEO POR LA PEDRERA DEL MÉDOL (TARRAGONA) 29 MAY 2016

La Pedrera del Médol es una cantera de piedra caliza situada a unos nueve kilómetros de Tarragona, que fue excavada durante el periodo de la dominación romana y de dónde se extrajeron piedras con las que se construyeron los edificios más importantes de Tarraco (murallas, anfiteatro, circo o el foro provincial), capital de la Hispania Citerior durante la república romana. Se estima que se extrajeron unos cincuenta mil metros cúbicos de roca. Esta cantera estuvo parcialmente oculta durante cientos de años pero gracias a un incendio en la zona y los consecuentes trabajos de extinción permitieron ser redescubiertas en el año 2010. Es la más grande de las que rodeaban Tarraco, con paredes verticales de hasta doce metros de altura. El elemento más importante es la conocida como "Aguja del Médol", una columna testigo de más de dieciseis metros de altura, frecuentes en las canteras romanas y que permitían ver el nivel original de extracción. También es muy interesante poder observar las marcas originales que señalaban las zonas de corte así como las señales provocadas en la piedra por las herramientas que se usaban en la extracción de los sillares.

Dejamos el coche en : 41º08.278'N - 1º20.384'E, es justo el aparcamiento existente a puertas de la cantera. Tiene el inconveniente de que para llegar a él, debemos entrar en la autopista AP7 y pagar el correspondiente peaje. 

Como aparcamiento alternativo está el situado en: 41º08.500'N - 1º20.737'E, lugar al que se accede a través de la carretera nacional 340, tiene el inconveniente que tendremos que realizar algo más de un kilómetro por una pista de arena hasta llegar a la entrada.

Distancia: 1,8 kilómetros.
Tiempo: 1 hora 18 minutos.
Dificultad: Baja.

El coche se queda en una amplia explanada a pie del recinto.

Aunque la mayor parte de la cantera es visitable en cualquier momento, la parte central tiene un horario de visitas, que varía según la época del año.

La piedra es y ha sido un material fundamental en muchas civilizaciones. Del gran legado de Roma destacan su extensa red de comunicaciones, las majestuosas ciudades y villas, grandes edificios y los acueductos que transformaron significativamente en paisaje. La Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco es un buen ejemplo de ello.

El status de Colonia y de capital de provincia de la Hispania Citerior le fue concedido por Julio César, implicaba una monumentalidad y unas infraestructuras de acuerdo a su categoría. Esto implicó la necesidad de grandes recursos pétreos obtenidos de sus inmediaciones. Por otra parte, su cercanía a la Vía Augusta y al mar, le proporcionaba una facilidad estratégica inconmiable.

La principal piedra con la que se construyó la Tarraco romana fue la lumaquela miocénica, conocida como piedra del Médol, siendo esta cantera la más grande y excepcional de todas las explotaciones que se abrieron en torno a la ciudad. Se sabe que ya en el siglo I a.C. estaba en funcionamiento.

El trabajo en la cantera consistía en la extracción de bloques de piedra de diferentes tamaños. Una vez descartada la parte superior, más erosionada y poco útil, con el pico se cavaban zanjas para delimitar los bloques.

Después con la ayuda de cuñas encajadas en la base del bloque y percutidas con mazos se arrancaban los bloques. La extracción contínua y en profundidad mediante este proceso dió como resultado esto que conocemos como Hoyo del Médol (Clot del Médol).  Aún son visibles en la roca las marcas dejadas por las herramientas usadas.

En la época romana,  la utilización de grúas y otros artefactos de elevación era habitual para mover los bloques hasta el exterior de la cantera. Las paredes verticales de este frente muestran bloques a medio escuadrar y trazas de los diferentes niveles de sillares.

La estrategia de extracción aplicada en esta zona dió como resultado la configuración lineal de los frentes de cantera diferente a las del Hoyo.

Hemos ganado algo de altura y esto nos permite una imagen de Torredembarra (izquierda) y Altafulla (derecha). Aunque el Médol era la cantera más importante, existían muchas otras en los alrededores como la existente en la villa de Eis Munts (Altafulla)  o la cantera de la Punta de la Creueta, de la que se extrajo piedra para construir la Torre de los Escipiones.

En este sector la extracción de bloques aprovechó mayoritariamente la ladera de la colina y en general era de poca profundidad. La situación de este frente no fue aleatoria, probablemente, su orientación frente a la principal ruta de comunicación (la Vía Augusta) y al mar facilitó su transporte hasta los lugares de uso.
Del origen marino de esta zona rocosa da muestra la existencia de restos fósiles como el de estos erizos.


Aquí podemos observar trazas de los bloques extraídos y algunas de las zanjas de bloques que por motivos desconocidos quedaron sin extraer. Con el pico (dolabrum) se cavaban zanjas que delimitaban los bloques, después se practicaban una serie de orificios en la base de los bloques donde se insertaban cuñas (cunei) que percutidas con mazos (mallei) provocaban una fractura horizontal que permitían arranca el bloque de la roca madre.

Existen cinco miradores que nos permitirán buenas perspectivas de todo el entorno. Al fondo podemos ver Tarraco, la actual Tarragona.

La parte más septentrional del Clot del Médol está formada por un segundo ámbito de paredes lisas y altas, excepto en su límite sur está cubierto por algunos de los numerosos montículos de esquirlas y restos de la extracción, desconociéndose la profundidad real de la cantera en dicha zona.

En el centro del ámbito se encuentra una gran masa de roca exenta, que al igual que la Aguja, permite observar el nivel original del terreno. La razón de su existencia se debe probablemente a que presentaba numerosas cavidades kársticas que harían la piedra muy poco apta para su uso.
En esta terraza intermedia se ven numerosos escalonamientos y puede apreciarse perfectamente el sistema de trabajo en el rebajo de la roca.

Aquí apreciamos las paredes verticales que quedaron tras la explotación de la cantera, resultado de la gran cantidad de bloques que se extrajeron en esta zona usando la misma técnica.

Otra imagen de la terraza intermedia. Toda la ladera occidental de la colina dónde se encuentra la cantera también fue explotada para obtener piedra. Se conservan numerosos frentes de extracción, algunos de ellos resultados de la extracción mediante zanjas y cuñas y otros, de época reciente, mediante barrenos. Parte de estos frentes están cubiertos de montículos formados por la acumulación de esquirlas y restos de talla que configuran el terreno tan accidentado de este sector.

El acceso al interior del Hoyo se realizaba mediante una rampa, que desde la época romana permitía el acceso de personas, herramientas y otros elementos necesarios para el trabajo en la cantera.

Justo a su lado se han identificado los restos de una pequeña estructura formada por una pared y un cobertizo de vigas apoyadas en la roca, probablemente se trataría de un punto de control ya fuese de los bloques extraidos o de los trabajadores y otras personas que accedían a la zona de trabajo.
Por dicha rampa llegamos a lo que sin dudas es el elemento más emblemático de la cantera, se trata de la conocida como "Aguja del Médol". 

La Aguja del Médol es un monolito de más de dieciséis metros de altura. Una columna testigo que permitiía saber el nivel original superior de la extracción.

Impresiona ver estas paredes verticales y pensar la de esclavos que debieron morir en los trabajos de extracción. En la parte superior izquierda vemos el Centro de Interpretación y a su derecha uno de los miradores ya visitados.


En esta pared vemos unas especies de contrafuertes y un fraccionamiento natural de la roca.


Aquí unos trabajos a medio realizar.

Estas hornacinas probablemente sean la zona sacra. En las canteras romanas normalmente habían zonas de culto. En ellas debieron alojarse pequeños altares y esculturas de las deidades veneradas y aunque no se sabe a ciencia cierta, lo más probable es que fuesen deidades relacionadas con la piedra, la naturaleza y sus dones, como Hércules o Diana, o alguna deidad menor como Silvano o el genius loci (literalmente, el genio del lugar).

Y con una última imagen de la impresionante Aguja del Médol, finalizamos esta sorprendente e inesperada sorpresa que no teníamos en nuestro programa.

Podéis descargaros el track clicando en la siguiente imagen:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=13612112
 
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.

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