miércoles, 30 de diciembre de 2015

RíO MAJACEITE (DEL BOSQUE A BENAMAHOMA) 27 DIC 2015

El sendero más clásico entre los clásicos, etnología, naturaleza y camino fácil  se unen en una maravillosa ruta que se ha convertido en el sendero más visitado de toda la sierra y tal vez esto sea su único inconveniente, mucha gente sobre todo los fines de semana.

Discurriendo paralelos al río Majaceite iremos desde El Bosque a Benamahoma, al regreso visitaremos el Jardín Botánico, una auténtica joya para los amantes de la naturaleza y que además tengan interés en conocer aquello que ven. Un fresco paseo por un bosque galería dónde chopos, fresnos, olmos o álamos y un sinfín de variedades vegetales harán las delicias de los más exigentes. Y sobre todo el río, con un buen caudal incluso en las épocas más secas y sus constantes recovecos desde dónde podremos disfrutar de sus pequeños saltos y cascadas.

Como parte de la riqueza etnológica del lugar pasaremos por varios molinos, unos harineros y otros de batán (diseñados específicamente para las manufacturas textiles) y que aunque en estado de ruina total y prácticamente devorados por la vegetación nos hablarán de la importancia del agua en toda la historia y desarrollo del lugar.

Dejamos el coche en: 36º45.684'N - 5º30.352'W (Junto al albergue juvenil).
Distancia: 11,57 kms.
Tiempo: 5 horas 40 minutos.
Dificultad: baja.

El coche lo dejamos justo al lado del albergue juvenil de El Bosque, calle del Molino de Enmedio s/n.

La entrada la tenemos a unos doce metros.

Lo primero que veremos es una amplia explanada con una alfombra de hojas secas proveniente de los chopos que en ella se ubican.

Recién empezado nadie mira hacia atrás pero si lo hacemos tendremos una bonita estampa del puente sobre el que discurre la carretera por la que hemos llegado. Aquí el agua fluye tranquila y cristalina.

Sin dudas, el protagonista del día es el rio Majaceite por lo que aprovecharemos cualquier recoveco del camino para acercarnos a él en esos lugares dónde la senda se separa y disfrutar de esos rincones maravillosos que suelen pasar desapercibidos a los visitantes veloces. Una de las características principales de este rio es la transparencia de sus aguas en cualquier tramo del mismo síntoma de su extraordinaria calidad.

Para incorporarnos al comienzo del camino oficial deberíamos retroceder un poco, nosotros seguimos por este paso pegado a la valla de la piscifactoría en busca de un puente que nos cruzará al otro lado.

Este es otro de los atractivos de esta ruta, un nutrido número de puentes nos permitirá ir vadeando el cauce en un serpenteo que nos permitirá disfrutar al máximo del recorrido.

El Majaceite era el principal afluente del Guadalete, digo era porque en la actualidad va a desembocar en el pantano de Bornos por lo que el caudal que llega al Guadalete será mínimo.

En algunos tramos el sendero se aparta del cauce permitiéndonos ver otro tipo de vegetación y arbolado.

Este río tiene fama de truchero aunque por algún video antiguo que tengo la última vez que vimos truchas en libertad fue en el año 1999, desde entonces fuimos varias veces y nunca las volvimos a ver, aunque tampoco es que hallamos efectuado una inspección concienzuda, lo mismo siguen allí.

La trucha común (Salmo trutta) es una especie autóctona de la Península Ibérica y está incluida en el Libro Rojo de los peces continentales españoles. Al igual que la nutria de la que también teníamos constancia al tener controlado un "cagadero" o el mirlo acuático son exponentes de un agua de gran calidad y entran el el grupo de los llamados "bioindicadores".

Los biodindicadores son organismos cuya presencia determinan la calidad del agua y que viven condicionados directamente por sus características. Los más utilizados en el estudio del agua son los macroinvertebrados y si observamos detenidamente, seguro que podemos encontrar entre las piedras y la vegetación algunos de ellos, tales como: efímeras, frigáneas, libélulas o moscas de la piedra, lo cual son claras señales de un agua de calidad.

Además de por su importancia ecológica, este río ha tenido un gran valor etnológico ya que sus aguas fueron utilizadas por generaciones y generaciones y lo siguen siendo en su actualidad para su explotación por los habitantes de la zona, siendo productor de riquezas que permitieron una mejor calidad de vida.
En la imagen vemos una pequeña presa conocida como "zúa" y que tenían por objetivo provocar un desvío parcial de las aguas y canalizarlas por unos canales hasta su lugar de uso en molinos y otros fines. Al fondo podemos ver el lugar por dónde empezaba la canalización.

También podremos ver molinos harineros, batanes (ingenios para el procesado parcial de textiles) y una central eléctrica (en las cercanías de la salida) la conocida como "Eléctrica de la Sierra" en funcionamiento hasta el año 1963.

Prácticamente todo el recorrido está cubierto de una importante arbolado que forman los clásicos bosques en galería: chopos, álamos, fresnos, alisos y otros arbustos y vegetación varia entre las que destaca las hiedras que trepan afanosamente los árboles en busca de luz y las sempiternas zarzas.

A la izquierda y fuera de imagen el cauce del arroyo del Espino, otro donante estacional de aguas.

Seguimos caminando y nos encontramos otro puente, esta vez nos permite cruzar el arroyo de la Pava, otro donante del Majaceite.

En primer plano podemos ver una multitud de raíces de los árboles circundantes, es un claro ejemplo de la importancia que tenía el bosque de ribera en la protección de los márgenes, evitando en gran medida el arrastre de materiales sobre todo en épocas de avenidas y lluvias intensas.

Un nuevo paso adaptado, en esta ocasión este pasillo nos permitiría pasar por una zona baja y frecuentemente inundada.

En un claro se nos aparece la Sierra del Pinar, justo dónde la flecha creo que se trata del pico del Puntal con sus 1.197 mts.
Un poco a su izquierda y oculto se encuentra la sierra del Hinojal, a nuestra derecha la sierra del Labradillo que junto a la sierra del Albarracín encauzan al río Majaceite.

Es increible como la vida se abre paso, han bastado unos meses de sequía para que algunas piedras dentro del cauce se llenen de vida, en este caso se tratan de plantas ripícolas no confundir con las rupícolas que son las que se desarrollan en las grietas y zonas húmedas rocosas de las cumbres (hay que ver lo que se aprende visitando el Jardín Botánico).

Los cambios de margen son contínuos.


Tenemos que aprovechar cualquier paso que nos acerque al agua ya que obtendremos recuerdos imborrables.

En nuestra primera visita a este sendero, hace décadas, había más cuestas, hoy día el recorrido ha sido preparado para dotarlo de las máximas comodidades, aunque soy de los que piensan que una mala cuesta es mejor que una buena escalinata.


El trayecto está muy bien protegido, dotado de barandas o pasamanos en aquellos lugares dónde son necesarios.



La existencia de pequeños diques en el cauce permiten la formación de pozas y dan una vista más plástica.

 Así como la formación de pequeñas cascadas que dan espectacularidad al camino.

El cauce se encuentra delimitado a la izquierda por la sierra del Labradillo y a la derecha por la del Albarracín.


Es inevitable el ir parándonos en cada rincón que vemos a cual más bonito.



Por momentos el camino se cierra mucho, la permanente humedad dotan al lugar de unas condiciones ideales para el desarrollo de todo tipo de arbustos y maleza.

Los restos de varios molinos salpican el camino. En este caso se trata de un molinero harinero.

Y otro más.


 






































Una piedra de moler nos indica su uso.


Bicheando por la red encontré este video sobre un molino de este tipo que sigue en funcionamiento, es un poco largo pero merece la pena, así que si queréis ahondar en el tema, dadle un vistazo.


No sólo en el agua encontramos bellas imágenes.
 
Aunque lo mejor está ahí.

Las estribaciones de la sierra del Labradillo a nuestra izquierda.

Esta zona es conocida como Los Batanes por la existencia de unos peculiares ingenios que usando también la fuerza motriz del agua se usaban para la manufactura de los textiles.

Consistían en unos ingeniosos sistemas hidráulicos compuesto por unas gruesas masas de madera movidas por un eje y usadas para golpear y dar cuerpo a los paños y tejidos. Esto era necesario para dar una mayor consistencia y compactación a la lana. Los tejidos elaborados con este sistema como las mantas y ponchos de Grazalema tenían renombrada fama.


El agua canalizada mediante un tronco de labrado y regulada por una compuerta empujaba la rueda que estaba conectada a un eje con dos levas intercaladas que son las que accionaban los mazos que pendiendo del potro, golpeaba la tela. En la imagen extraida de la Wikipedia se muestra un batán al aire libre dónde podemos apreciar todas sus partes.


Otro video nos muestra el funcionamiento de este tipo de ingenios, es una maqueta muy explícita.

Llegando a Benamahoma el terreno llanea bastante y las aguas se amansan.

Varias instalaciones rurales y esa rampa nos dan paso directamente a la calle de la Cuesta de la Venta.

Salimos a ver la fuente de los Cántaros y media vuelta.

Ya de regreso paramos en este salto de agua que antes tenía público y no pude "retratarlo".

Este cartel nos indica la dirección, vamos en busca del jardín botánico a través del conocido como Camino de los Pescadores.

 Pegado a la ladera del Albarracín nos encontramos una construcción en ruina, tal vez una corraleta.



Estamos acostumbrados que los domingos esté todo cerrado, incluso cuándo deberían estar abiertos, así que nos sorprende gratamente ver las puertas abiertas y encima con un horario de lo más cabal. Cierra los lunes. Hablamos del Jardín Botánico El Castillejo.

Está organizado en ocho grandes grupos: Pinsapar, Dehesa, Alcornocal, Quejigal, Encinar, Sabinar, Ripícolas y Rupícolas.

Son unas instalaciones muy bien cuidadas y además organizadas con gusto, aquí se nota la mano de un/as personas enamoradas de su trabajo.

Podremos encontrar prácticamente todas los árboles y plantas que solemos ver en nuestros senderos y encima perfectamente identificados.

Además nos soprende un área con algunos bonsais, bueno yo como aficionado al bonsai podría ser un poco más exigente, pero no importa, me encantó ver algunas plantas trabajadas como tal.


Encima el recorrido está perfectamente estructurado así que ni queriendo podremos saltarnos alguna zona.

Muy interesante la zona del chozo, dónde además de una vivienda serrana de las de antes, podremos ver parte de la cultura etnológica tradicional de la sierra.

Entre otras cosas veremos como se montaba un alfanje, un horno tradicional e improvisado con los medios al alcance para la obtención del carbón. Un montón de leña cubierta de una capa vegetal seca que ayudaba a iniciar la combustión y luego cubierta con tierra. En ella se dejaba una pequeña entrada y se conseguía una combustión lenta y sin llamas, así se conseguía carbón vegetal tan importante para hornos, fraguas y otros usos domésticos.

A su lado, una sección de un chozo, construcción típica de los pastores y ganaderos de la sierra, construidos con piedra caliza. Dentro del chozo una serie de utensilos y aperos que usaban sus moradores.


Sin dudas el jardín botánico es una visita obligada, todo un placer para los sentidos el pasear y deleitarse con esta maravilla tan desconocida.



Una fuente recubierta con el culantillo de pozo da un plus de frescor a este rincón.

La zona del pinsapar, perfectamente estructurada y con ejemplares perfectamente aclimatados ponen un broche de oro a esta visita.

En uno de sus rincones existe una zona con bancos y mesas para comer, si lo hubiésemos sabido este hubiese sido el punto de restauración.

Salimos del jardín como quién sale de un sueño y volvemos a la realidad, el regreso lo hacemos por el Cordel de Grazalema a Arcos, una vía asfaltada en este tramo y que nos llevará al lugar de salida. Al final un día que se inició con cambio de planes y pocas excpectivas, acabó siendo un gran día en un sendero que por más veces que lo hagamos siempre nos parecerá diferente.

Podéis descargaros el track clicando en la siguiente imagen:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=11798536
 
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros. FELIZ AÑO NUEVO A TODOS.

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